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Lactancia materna: problemas más comunes y cómo solucionarlos (guía para mamás primerizas)

Actualizado: 3 dic

Si amamantar no está siendo como lo imaginabas, no te sientas mal. A muchas nos pasa. Aquí te cuento, con calma y desde el corazón, lo que puedes estar sintiendo... y cómo salir adelante sin culpa.



Lactancia materna: problemas más comunes y cómo solucionarlos guía para mamás primerizas

Hola, mamá…

Si estás leyendo esto, tal vez estés en medio de uno de esos días en los que no sabes si llorar, abrazar a tu bebé o salir corriendo (aunque sabes que no puedes).

La lactancia materna es una de las cosas más hermosas que podemos vivir… pero también una de las más difíciles. Y eso, nadie nos lo dice con claridad antes de empezar.


Por eso escribí esto. Para que sepas que no estás sola. Que todo lo que estás sintiendo es válido. Y que sí, aunque ahora parezca imposible, vas a encontrar tu ritmo.

¿Por qué me duele tanto dar pecho? ¿La lactancia materna tiene que doler?

Una de las primeras sorpresas que muchas vivimos al empezar a amamantar es que duelen los pezones, arden, se agrietan… y nadie parece hablar de eso hasta que ya estás ahí, con lágrimas en los ojos y el bebé llorando.

Ese dolor muchas veces viene de que tu bebé no se está prendiendo bien al pecho. Suena técnico, pero la verdad es que se trata de encontrar la posición correcta para los dos. No te frustres si no lo logran a la primera.

Un tip que a mí me ayudó: intenta recostarte con tu bebé piel con piel, sin presiones. A veces, cuando ambos están relajados, el agarre mejora solo.


Grietas, sangrado y pezones lastimados: ¿es normal?

Definitivamente sentir dolor no es normal, pero desafortunadamente sí es común. Esto pasa cuando tu bebé no tiene un buen agarre. Si tus pezones están agrietados, puedes aplicar un poco de tu propia leche o usar compresas frías entre tomas o cremas naturales. Y sobre todo: revisa la posición, parece algo que debería ser natural, pero es más difícil de lo que parece. Te recomiendo pedir ayuda a una asesora de lactancia, esto puede definir el éxito o fracaso de tu lactancia materna. ¿Sabías que el dolor hará que produzcas menos leche? Por eso también es importante no permitir que llegue el dolor.


¿Y si me da fiebre o siento los pechos duros? ¿Qué es la mastitis?

Eso podría ser una congestión o incluso una mastitis. Suena feo, lo sé, pero pasa. Me pasó.

Yo recuerdo una madrugada en la que tenía escalofríos, el pecho caliente y mi bebé no quería prenderse. Me asusté mucho. Pero lo resolví poco a poco: calor local, masajes suaves, seguir dando pecho aunque doliera y me apoyé también con mi extractor de leche materna. Es importante elegir un buen extractor, por eso somos tan insistentes en elegir bien, uno que tenga buena potencia te ayudará incluso a salir adelante de la congestión o mastitis.

Pero… ¿qué es exactamente la mastitis?

La mastitis es una inflamación del tejido mamario, generalmente causada por una obstrucción de los conductos de leche o, en algunos casos, por una infección. Puede aparecer cuando la leche no fluye bien, ya sea porque el bebé no succiona de forma eficiente, por saltarse tomas, usar ropa muy apretada, o simplemente por el ajuste natural que hace el cuerpo en las primeras semanas.


 ¿Cómo saber si puedes estar teniendo mastitis? Estos son los signos más comunes:

  • Dolor intenso o punzante en uno de los pechos

  • Un área enrojecida, dura y caliente al tacto

  • Sensación de fiebre o escalofríos

  • Cansancio extremo, como si estuvieras por enfermarte

  • En algunos casos, secreción anormal o cambio en el color de la leche


Importante: Si tienes fiebre alta o dolor que no mejora, habla con tu doctor. No lo dejes pasar, es probable que requieras de tratamiento médico. Siento que no produzco suficiente leche. ¿Cómo puedo saber si produzco suficiente leche?

Este punto es delicado porque nos toca directo en el corazón.

La sensación de “no tengo suficiente para mi bebé” duele más que cualquier grieta… pero muchas veces es solo eso: una sensación.

El llanto no siempre significa hambre. Y los pechos blandos no significan que están vacíos. Tu cuerpo está aprendiendo, igual que tú. Y si necesitas una ayudita extra, no está mal usar un extractor para estimular o guardar leche.

(Si me preguntas, el extractor eléctrico de la marca Spectra fue una bendición para mí, definitivamente la clave para salvar mi lactancia. Son silenciosos, suaves, potentes y muy prácticos.

¿Y si mi bebé no se prende?

No todos los bebés lo logran al principio. Algunos están muy dormilones y cansados del parto, otros se frustran, otros no saben todavía cómo hacerlo.

No te culpes. Ni tú ni él nacieron sabiendo.

Haz lo que puedas, lo que sientas correcto, y si necesitas extraer tu leche mientras se acomodan… hazlo. Eso también es lactar.


Mamá, esto no es una competencia. Es un vínculo.

Cada historia de lactancia es distinta. Algunas son largas y dulces, otras cortas pero significativas. Algunas mezclan pecho y biberón, y otras se reinventan cada semana.

Todas son válidas.

Lo más importante es que tú estés bien. Que tu bebé esté nutrido, sí, pero también que tú estés sostenida, amada, informada.

Y si hoy te sientes cansada, confundida o simplemente necesitas un abrazo, considera esto como uno virtual. De mamá a mamá.


La lactancia no siempre es como en las fotos. Pero con amor, paciencia y la información correcta… puede convertirse en algo profundamente tuyo.

 



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